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La oleada de inmigrantes que recibe Europa es culpable de que las españolas se estén yendo a Colombia. No se trata de una especie de “contra inmigración” sino de la obsesión por el cuerpo que ha hecho que las voluptuosas colombianas que desembarcan en el viejo continente se conviertan en embajadoras naturales del retoque artificial hecho en su patria, es decir, de la cirugía plástica. Ellas y sus curvas dieron el impulso para que naciera el turismo de quirófano, ése donde los pacientes además de pagar poco por las intervenciones -comparado con sus países de origen- aprovechan de conocer la ciudad que los acoge, con sus playas, si es que tiene, o con sus tiendas.

Claro que los precios bajos no lo son todo. El prestigio de los cirujanos locales también ha aportado bastante a la hora del nacimiento de este nuevo mercado.

Millones menos

Luisa Lamadrid hizo sus maletas y cruzó el Atlántico para recuperar la figura previa a su embarazo. “El Mundo” cuenta que esta mujer de 31 años partió viendo en internet una clínica de Valencia. Ahí le cobraban casi 15 mil euros -más de 10 millones de pesos- por una liposucción y por agrandarle los pechos. Después de escuchar a unas amigas colombianas decidió averiguar al otro lado del mundo. “Lo que más me convenció fue Colombia. Tres amigas que fueron a operarse el año pasado quedaron muy bien. Además, me gustó que de la propia clínica llamaran a sus casas nada más terminar la operación…”, contó la mujer que al final pagó 5 mil euros -unos 3 millones y medio- por el busto, la papada, el cuello, las mejillas, la nariz, la lipoescultura, el ombligo nuevo y unas nalgas turgentes. Y además, conoció Cali y se dio cuenta de que Colombia era más tranquila de lo que pensaba.

Según el portal web “Latin Pyme”, unos 300 mil extranjeros llegan anualmente a Colombia para someterse a cirugías plásticas, cantidad suficiente para tentar a las empresas de viajes que ya ofrecen completos paquetes turístico-médicos, que incluyen todo -hoteles, comidas, spas, tours de compras- menos los pasajes de avión. Lo que no importa para los bolsillos del primer mundo porque incluso con los tickets aéreos gastan mucho menos que si se acicalaran en casa.